5.13.2010

Despedida (Catu)

Llegó el día de la despedida. Todo luce más grande que yo!
 
Perturbada y con las manos resbalosas formo con mi cuerpo una V invertida.
Siento ganas de suspender mi actividad debido a la ausencia de fuerza en mis brazos y piernas, además percibo falta de voluntad.
Estoy molesta, no esperaba un final tan repentino. La concentración se pierde entre pensamientos de ira.

Las manos se me resbalan y empieza la lucha de mi cuerpo contra mi mente, de mi espíritu contra mi cuerpo, de mi mente contra los dos y al revés.
Mi mente, simpre tan egoista, acostumbrada a divagar; si tal vez hubiera llevado consigo a mi cuerpo y espíritu a tantos lados que ha ido.. otra sería la historia; pero no, en contra de mi voluntad hace lo que quiere y cuando quiere..

Inhalo profundo, de tal forma que la panza y el pecho se me hinchan como una fragata en celo, entonces los pensamientos naufragan en tan torrencial ola de aire.
Exhalo todo todo, hasta que "vomito" lo indeseado.
 
En posición de guerrera, con los brazos abiertos y estirados, emano luz blanca por cada uno de mis dedos y con la boca entreabierta, ingiriendo nectar divino del cielo, me sostengo en una pierna que se despega del suelo, bien hecho, fuerza, energía, ya casi vuelo; parece que alguien me fuera agarrar de las manos y me va a llevar a volar, ya casi, ya casi vuelo.. mi cuerpo está liviano, casi flota; pero como un murciélago salido de la nada y que evita chocarse, pasa muy cerca a mi un pensamiento que me desconcentra, pierdo el equilibrio y vuelvo a tierra.
 
Ahora quiero volar de lado, así que con una mano y un pie en tierra me sostengo mientras despego un ala y la otra pierna. Estoy temblando, mientras sudo, es un temblor interno; en este estado, hasta la quietud del aire mueve mis blancas plumas y me hace tambalear. Caigo una y otra vez, aún así, sigo intentando, lo logro percibiendo ausencia de integridad por parte de cada célula, pues no logro establecer mi centro de gravedad.
 
Finalmente, desafío no sólo a mi mente sino también a mi cuerpo, a mis costumbres, a mis posiciones, a mi forma de llevarme y percibirme. En el suelo, abrazo mis codos, formo un canal con mis manos e introduzco mi cabeza ahí, V invertida, panza, joroba y nalgas adentro, elevo una pierna, esta se apoya en un brazo ajeno que sirve de palanca, entonces elevo la otra pierna. Parada en la cabeza, con ayuda de los brazos, lucho por mantener las piernas juntas, con los pies apuntando al cielo; soy un sólo cuerpo, soy un bloque.

La panza se me sale, la nalga se me afloja, los hombros se me caen, las piernas se me abren, mi cuerpo cede al canto de sirena que viene desde el suelo y quiere ir hacia allá. Lo intento otra vez, y lo esperado llega, alguien desde el cielo coge mis pies y me lleva a volar por uno segundos; respiro profundo y lentamente desciendo.

Sentada sobre mis pies, con los brazos estirados en el suelo y con la cara boca abajo, recibo un peso que esparce a todo mi cuerpo la energía invertida. Mi mente cautivada, observa y disfruta el momento, mi cuerpo agradece y mi espíritu se despierta.

Me levanto y el entorno se ha deshinchado.
Agradezco a Ian con la mirada.
Con los pies en la Tierra, camino sola, sintiendo que vuelo firme.
NAMASTE