2.25.2009

ONCE

Jhon Carney 2006
pEcU

Simplicidad. Si hay una palabra para definir esta peli es esta. Simplicidad.
Asombra comprobar como en estos tiempos ultra tecnidigitalizados se puede expresar tanto con tanta sencillez.

La historia cuenta la vida de un hombre aficionado a la música que dedica su tiempo libre a cantar en la calle composiciones propias. Una joven checa, vendedora de flores lo escucha, se acerca y surge una amistad unida por un lazo melómano por medio del cual expresan sus propias historias, soledades, y sueños.

Justamente la escena en la que por primera vez cantan juntos es de mis favoritas: el empieza a rasgar su maltratada guitarra mientras ella se sienta al piano a acompañarlo; la melodía, la letra de la canción y la composición evidencian excelentes voces y perfecto acoplamiento en la interpretación que alcanza niveles muy emotivos… I´don konw you But I want you… el romanticismo se ve impelido a manifestarse y más si estás junto a la persona a quien amas.

Sin llegar a ser un musical, la peli se desarrolla más entre canciones que en diálogos, la música un poco recargada en el melodrama, no deja de ser de calidad, y es a través de ésta que el director despliega la narración sin desembocar en hecho comunes ni establecidos, deja la puerta abierta para que los espectadores imaginen su propia versión del desenlace.

Nada pretensiosa. No brinda el “lógico” final feliz amistad-romance-juntosparasiempre, no. Más bien, alejándose del tinte romántico ideal que mantiene, el final parecería que se torna más profundo y racional en las decisiones de los personajes.

La vida de los protagonistas es común y corriente, como la mayoría de nosotras, y las decisiones que cada quien toma, afectan y pueden cambiar completamente el guión de nuestra vida. ONCE

2.13.2009

Un domingo sin luz a mis 9 años (Catu)

Suspendieron la energía eléctrica en el barrio y empiezan las primeras horas del domingo que se va; en plena oscuridad, rodeada de mis hermanas y primas, veo que la puerta de la cocina se abre, alguien trae luz y siento alivio. Quien entra es mi tía a la que identifico por su piel tersa que brilla por la cantidad de crema depositada en ella, enorme cabeza por los rulos y el pañuelo de flores mate que envuelven su cabello castaño oscuro, ojos salidos, pestañas cortas y boca grande, le decimos Lule.

En estos precisos momentos la imaginación y los recuerdos de la Lule gritan por salir, así que decide narrarnos las historias de fantasmas que ella conoce de cerca y también las que ha oído y se relacionan con las primeras. Sentada en la mesa de la cocina, con la cara apoyada en la mano, le escucho con inocente atención, creo cada frase que ella pronuncia; esto sacude mi sistema nervioso, produciendo sudor frío que recorre mi cuerpo y se encharca en mis manos, además la visión se me nubla y con esta condición empiezo a escudriñar cada rincón de la oscura habitación mientras la historia sigue, parece que el espacio se redujera, me siento presa del miedo, empiezo a dudar de todos, siento que no puedo más pero no me levanto, sigo escuchando.

En seguida, una niña “graciosa” simulando ser alguien de otro mundo, empieza con el juego de jalar los pies a la más despistada, quien no la ha notado deslizarse por debajo de la mesa, cae en el juego; empiezan los gritos, los empujones y las risas, pobre niña recibe más de un golpe y aunque se queja, nadie le escucha, los nervios buscan firmeza y ese es su desahogo.

Han pasado algunas horas y mañana tenemos clases, es hora de ir a dormir; todas excepto mi tía estamos paralizadas, nos levantamos, nos tomamos con fuerza de los brazos y peleamos por ocupar el medio, caminamos cerca de quien lleva la luz.

Mi tía y primas viven tres pisos abajo, mis hermanas y yo tenemos que cruzar un corredor y la sala para llegar a nuestros dormitorios; sin embargo, alguien empieza a correr, estamos tan nerviosas que nos movemos hacia donde nos lleven las fuerzas de la más valiente que obviamente es quien va delante. Bajé tres pisos con los ojos cerrados, sudando y arrastrada por la brusca corriente. Ahora tengo que subir tres pisos, cruzar el corredor y la sala para llegar al dormitorio, no lo puedo hacer!. El tiempo pasa, todos me dicen que suba, que no sienta miedo, pero no puedo, no puedo.

La energía se ha restablecido, pero no hay luz en las gradas, me dejan sola y empiezo a gritar llamando a mi padre, quien me responde desde el tercer piso (Quéee paaaasa?!); mi mami le ordena que baje a llevar a la guagua, él así lo hace, baja agitado y después de comentar que exagero la situación, me acompaña, siento alivio pero sigue oscuro y sigo con miedo. Empezamos el ascenso, la respiración de mi padre es más ruidosa a medida que subimos cada escalón, empiezo a desconfiar de él y escucho una mezcla de palabras-respiración que salen de su interior, el mensaje es “Ya viene el diablo”, grito con todas mis fuerzas y sin darme cuenta he subido corriendo y estoy llorando desesperada en lo brazos de mi madre, quien seca mi sudor y besa mi frente.

Mi pobre padre entra después de unos instantes, su ceño está fruncido, sus ojos hundidos, suda un poco y expresa su preocupación (“Hijita qué paso?!”), les cuento lo que escuché pero no me creen. Realmente lo escuché?

Así termina uno de esos domingos en los que solía irse la luz.

2.11.2009

Crimen FERPECTO

PECU
Rafael, hábil vendedor en el departamento de ropa en un mall, es el príncipe del lugar. Prototipo del publicitado masculino seductor y triunfador hace que las mujeres - parafraseando a un amigo- se comporten como gallinas correteando a su alrededor, pugnando por ser la escogida.

Se siente el hombre PERFECTO, tiene porte, labia, mujeres, buena ropa, solo le hace falta ser nombrado jefe de planta para tocar el cielo, pero se atraviesa Don Antonio su contendiente para el puesto, quien muere tras una pelea entre ambos y el mundo de Rafael se vuelve FERPECTO, pues hay una testigo.

Lourdes, la fea e ignorada del lugar, ha visto todo y, regenerando de paso su estropeada autoestima, aprovecha para chantajear a Rafael obligándolo a que sea su amante. Al hombre no le queda otra que aceptar el vulgar romance y por supuesto manteniéndolo oculto en su entorno, planifica cómo librarse de la fea para siempre.

A partir de aquí surgen situaciones cómicas y asombrosas: como cuando todas las dependientas son reemplazadas por mujeres comunes y corrientes y las ventas suben; la aparición del fantasma de Don Antonio en una forma estrambótica y recargada; la escena en que la niña hermana de Lourdes emite un texto que es el punto más alto de un humor ácido y sarcástico; el jefe de policía con su bizquera investigación; etc. y la estética bufonada final donde Lourdes aparece demostrando su fuerte y segura personalidad.

Esta peli es una excelente y bien calculada crítica al consumismo y a sus víctimas con jocosidad y agudeza cáustica y mordaz en los textos, escenas y situaciones. Es mi estilo. FERPECTA

2.01.2009

Combatir la melancolía (Catu)

“En esos momentos no pienso en la desgracia, sino en todas las cosas bellas que aún quedan. Ahí está gran parte de la diferencia entre mamá y yo.

El consejo que ella da para combatir la melancolía es: Piensa en toda la desgracia que hay en le mundo y alégrate de que no te pase a ti.

Mi consejo es: Sal fuera, a los prados, a la naturaleza y al sol. Sal fuera y trata de reencontrar la felicidad en ti misma; piensa en todas las cosas bellas que hay dentro de ti y a tu alrededor, y se feliz.

En mi opinión, la frase de mamá no tiene validez, porque ¿qué se supone que tienes que hacer cuando esa desgracia sí te pasas?. Entonces, estás perdida. Por otra parte, creo que toda desgracia va acompañada de alguna cosa bella, y si te fijas en ella, descubres cada vez más alegría y encuentras un mayor equilibrio. Y el que es feliz hace feliz a los demás; el que tiene valor y fe, nunca estará sumido en la desgracia.” (Ana Frank Diario, 2001)

Volverás a ser feliz (Catu)

“Echamos de menos muchas, muchísimas cosa aquí, desde hace mucho tiempo, y yo las echo de menos igual que tú. No pienses que estoy hablando de cosas exteriores, porque en ese sentido aquí realmente no nos falta nada. No, me refiero a las cosas interiores. Yo, como tú, ansío tener un poco de aire y de libertad, pero creo que nos han dado compensación de sobra por estas carencias. Quiero decir, compensación por dentro. Esta mañana, cuando estaba asomada a la ventana mirando hacia fuera, mirando en realidad fija y profundamente a Dios y a la Naturaleza, me sentí dichosa, únicamente dichosa. Y, Peter, mientras uno siga teniendo esa dicha interior, esa dicha por la Naturaleza, por la salud y por tantas otras cosas; mientras uno lleve eso dentro, siempre volverá a ser feliz.
La riqueza, la fama, todo se puede perder, pero la dicha en el corazón a lo sumo puede velarse, y siempre, mientras vivas, volverá a hacerte feliz.

Inténtalo tú también, alguna vez que te sientas solo y desdichado o triste y estés en la buhardilla cuando haga un tiempo tan hermoso. No mires las casas y los tejados, sino el cielo. Mientras puedas mirar al cielo sin temor, sabrás que eres puro por dentro y que, pase lo que pase, volverás a ser feliz.” (Ana Frank Diario, 2001)